jueves, 4 de febrero de 2021

LOS OTROS Y YO Semanario de las Dos Mentes

 

Estamos destinados desde pequeños  a convivir con nuestro grupo de iguales y las habilidades sociales facilitan (o dificultan, si están ausentes) las interacciones con otras personas. Además, cuando uno se relaciona bien con los demás, tiene mayores posibilidades de estar a gusto consigo mismo.


Pero lo mejor de todo es que las habilidades sociales se aprenden. 

Y aquí entramos nosotros, a enseñarlas toca.!! A esto nos dedicamos en este mes de febrero en Tutoría.


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Plantead la necesidad de las habilidades sociales. Antes de ayudar a los niños  a aprender sus habilidades sociales, es necesario que entiendan por qué son tan importantes. Es posible que tu hijo/a tenga dificultades en el juego, al compartir, al ceder, en el trabajo en equipo... Se debe pensar en una lista de habilidades sociales a fomentar junto con sugerencias para comenzar a llevar en práctica: Iniciar y mantener una conversación, respetar turnos de palabra, pedir y ofrecer ayuda, pedir disculpas si comete un error, agradecer, pedir por favor, invitar a otros a jugar..

 

Seleccionad una sola habilidad social, centraos en una en concreto. No se trata solo de decir: “hay que ser agradable o educado” Se debe ayudar a los niños a que identifiquen exactamente lo que deben decir y porque. Por ejemplo, se puede comenzar por fomentar la habilidad social de alabar. Podéis trabajar en una habilidad diferente cada semana, e ir viendo la evolución de las mismas y ajustarla la práctica si no se consigue el resultado esperado.

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Proporcionad una oportunidad inmediata para llevar a la práctica esta habilidad.Una de las habilidades sociales más básicas consiste en presentarse, saludar y despedirse. Sería conveniente establecer en casa como algo habitual los saludos y las despedidas: Buenos días, buenas noches, hola, adiós,…

Para que aprendan a conversar deben saber que mantener interés por lo que nos cuentan, no hablar a la vez, respetar el turno de palabra, pedir perdón cuando se interrumpe, son aspectos imprescindibles, por lo que sería conveniente que vuestras conversaciones sirvieran como ejemplo de esto.


Miraos en el espejo sonriendo. Hacedles ver que la cara seria, el entrecejo arrugado y la postura y mirada no orientada hacia el otro “repelen” a los demás. Repetir que sonreír no cuesta nada  y a todos nos gusta la sonrisa de los demás.

Podéis jugar a hacer diálogos en los que primero habléis con cara seria y después digáis lo mismo con cara sonriente y comentar cual es la forma que más os agrada

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Más práctica: si le queréis  enseñar a vuestro hijo/a la escucha activa, es posible hacer una actividad  de preguntas y respuestas con turnos: Leed un libro en familia y haz una serie de preguntas, primero a tu marido/mujer, otra al hermano o abuelo y, finalmente, a tu hijo/a, para luego volver a rodar los turnos, todo el mundo debe escuchar activamente para dar su respuesta.

 

Es fundamental aprender cuándo hay que decir gracias y por favor. Podéis jugar a inventar situaciones en las que es apropiado pedir las cosas por favor y dar las gracias por algo.

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Cuidad la autoestima de los pequeños. Ayúdale a formar una imagen positiva de sí mismo. Tendrá la fuerza para desenvolverse socialmente y no culparse de aquellas situaciones que no son positivas para él/ella Para esto, criticad la acción y no a la persona; proponedle metas pero que sean adecuadas; utilizad los elogios pero que sean realistas


No pongáis etiquetas a vuestro hijo/a. El hecho de etiquetarlo de tímido, solitario, reticente o poco amistoso puede convertirse en una profecía que se haga cierta. Si está andando por la calle, se encuentra a un conocido y se resiste a saludar e incluso a mirar a la persona en cuestión, no hay que explicar su respuesta diciendo “Es tímido”. Porque por el simple hecho de ponerle esta etiqueta, se está reforzando el comportamiento.